Las críticas contra el volumen de la princesa Leonor, Muguruza o Lauren Fryer evidencian el machismo tras la gordofobia

Las críticas contra el volumen de la princesa Leonor, Muguruza o Lauren Fryer, novia de un futbolista del Arsenal, evidencian una problemática sexista de índole social

Garbiñe Muguruza en la rueda de prensa en la que se despidió del circuito.

Garbiñe Muguruza en la rueda de prensa en la que se despidió del circuito. / Efe

Mar Mato

Mar Mato

La psicóloga Montse Bascuas señala en la web de itasaludmental.com que gordofobia es el conjunto de “prácticas, discursos y acciones que burlan, marginan, estereotipan, prejuzgan, rechazan o implican la obstaculización o vulneración de los derechos de las personas bajo el pretexto de la gordura”. En resumen, “es el odio, rechazo y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de ser gordas”.

Aseguraba la profesora de psicología de la Universidad de California en Los Ángeles Janet Tomiyama en un artículo de Meryl Davids en National Geographic que colgar el estigma a las personas por su peso o volumen físico es “la última forma aceptable de prejuicio”.

En las últimas dos décadas, hemos ido avanzando en tachar como políticamente incorrecto el meterse con una persona por su condición sexual, el color de su piel, su procedencia, clase social o discapacidad pero los ataques –sobre todo contra mujeres– por su condición física prosiguen con el beneplácito social.

Machismo tras la gordofobia

Machismo tras la gordofobia / mar mato

La violencia estética, ataque contra la diversidad de cuerpos por incumplir un ideal, está presente (¿incluso en auge?) amparada en un canon de belleza que se liga a lo saludable y a otras connotaciones. Pero detrás, hay un entramado complejo donde lo individual y lo social ejercen presión.

La socióloga y feminista Amada Traba apunta que “es un problema de índole social que se agravó en los últimos años por los medios de comunicación”.

Añade que si antes el canon de belleza para las mujeres “era próximo, en las personas de tu entorno inmediato, ahora tenemos en el imaginario mujeres influencers que son muy pocas y están tuneadas. Todo lo que no coincida con ellas se condena. La discriminación por peso se vincula mucho a características psíquicas como la dejadez, vagancia, falta de voluntad... y no es eso”.

Para Traba las redes sociales además sirven de altavoz para ampliar los mensajes críticos: “Permiten este comportamiento agresivo verbal detrás del anonimato, Si hay tanta gente infeliz que se dedica a hacer esto, entonces la sociedad no está bien. Por eso, aunque es un tema individual tiene una causa social”.

Desde su punto de vista hay que ir al “origen” del problema. “Da igual que sea por sobrepeso o por otra razón, lo que buscan es machacar a la gente en vez de contribuir a su bienestar y autoestima. En vez de eso, somos una sociedad individualista, muy poco empática”.

Desde esa sociedad que describe Traba, se criticó el pasado año a la princesa Leonor en la entrega de los Premios de la Fundación Princesa de Girona –entonces con 17 años– llamándola de forma despectiva “gorda”, “corpulenta” o señalando que iba “a reventar” por llevar un vestido verde sin entallar.

Los reyes Felipe e Letizia acompañados por las princesas Leonor y Sofía.

Los reyes Felipe e Letizia acompañados por las princesas Leonor y Sofía. Leonor también ha sido tachada de voluminosa en alguna ocasión. / Efe

La princesa de Orange, Amalia de Holanda, con 19 años, llegó a encerrarse en casa por el bullying e incluso amenazas de muerte después de sufrir críticas por su talla. “La princesa con sobrepeso” señalaron algunos titulares sobre la joven.

La tenista Garbiñe Muguruza, referente histórico en el tenis español y mundial– respondía esta semana a una pregunta retorcida por su incremento de peso tras dejar la competición profesional. La deportista, radiante y sin alejar la sonrisa de su boca, demostró mayor elegancia que la periodista que la cuestionó: “Oye, si no entreno, ¿qué hoy a hacer? Yo quiero vivir la vida, quiero disfrutar, el régimen de entrenamientos es extremadamente duro la verdad. (...) Lo importante es mantenerse sana y en forma y disfrutar de la vida”.

En Reino Unido, Lauren Fryer tuvo que cerrar las cuentas de sus redes sociales por los comentarios contra su físico. Ella,novia del jugador del Arsenal Declan Rice, ha sufrido ataques gordofóbicos de hinchas del club de fútbol descontentos con el rendimiento del joven en el campo. En lugar de centrar sus críticas en el juego de este futbolista, optaron por derivarlas contra su mujer para hacerle más daño.

“En este último caso, opina Amada Traba, se ve una falta del jugador el estar acompañado por una mujer que no cumple con los estándares que se imponen como únicos y buenos. En vez de criticarlo a él porque juega mal, atacan a su mujer, lo que indica la misoginia y machismo que impera en la sociedad”.

Este odio, este acoso, es una forma de control social que afecta más a las mujeres que a los hombres”

Amada Traba

Traba subraya que “este odio, este acoso, es una forma de control social que afecta más a las mujeres que a los hombres”. “Hay una mayor exigencia social para las mujeres –prosigue– para acercarse lo más posible a un patrón de belleza. Se nos exige la obligación de ser lo más hermosas posibles. Las mujeres son mucho más castigadas por el hecho de no ajustarse a esos parámetros de belleza. No hace falta estar muy alejada de ellos. Se señala como algo por lo que debes tener vergüenza o culpa. No parece que los gordos famosos sean víctimas de esas agresiones verbales, de esos odios” que sí se vehiculan contra las mujeres.

La psicóloga Montse Bascuas en su artículo sobre gordofobia en itasaludmental.com reflexiona que “la presión estética ha sido un continuo debate en el feminismo y una herramienta muy útil de dominación patriarcal”.

De hecho, el Instituto Canario de Igualdad elaboró años atrás la “Guía básica sobre gordofobia. Un paso más hacia una vida libre de violencia”. En esta publicación virtual señalan que “la violencia estética y la gordofobia es una violencia que hemos sufrido y sufrimos la totalidad de las mujeres que habitan este planeta. Cada una, en su medida. El propio sistema, ávido enemigo de nuestras libertades y bienestar, se encarga de que lo vivamos en silencio, ahogadas”. Añaden que “reivindicar modelos estéticos más abiertos no es idealizar la obesidad”.

Amada Traba remata: “Desde el punto de vista social, como ciudadanía, no podemos seguir alimentando esta visión tan sesgada de las personas , tan controladora y castigadora”.

Suscríbete para seguir leyendo